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San valentin Cap 4

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leyva1130's avatar
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SAN VALENTÍN

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Capítulo 4



Había sido más tarde de lo que había pensado cuando en medio de la ventisca y el frio que ahora corrían a toda velocidad sobre la gélida superficie de Antártica.

Apenas una figura delgada se alzaba contra el viento y la oscuridad, como aguardando algo.

Dos pequeñas luces grisáceas oteaban el horizonte a pesar de que muy vagamente podía siquiera notarse donde acababa la ventisca e iniciaba el blanco suelo de hielo sin embargo, aquellos pequeños faroles continuaban su vigilancia… hasta que se detuvieron en un punto.

Aquella figura curvada y lenta se acercaba con más fuerza de lo que cualquier viento hubiera podido detener y la silueta del pingüino más alto se mantuvo hasta que el otro llegó a su lado.

– Y? – preguntó con suavidad Atka, al percibir a si compañero que se detenía a su lado, con un par de paquetes bajo las aletas.

Las plumas del anciano general se movían con el viento pero este no parecía notarlo

– Sabes cuántos años… cuánto tiempo transcurrió desde aquellos años en que se me enseñó y se me grabó hasta la médula de los huesos que las actividades de nenas como el dejar ver a cualquier otro ser vivo que tenían alguna clase de sentimientos, era solo para los débiles y quienes solo existían para ser alimento de los más fuertes? – recitó con voz cascada el de ojos verdes sin siquiera observar al otro que aguardaba con atención y respeto que el otro rebelase lo que acontecía por su mente – creo que si lo sabes, después de todo Primero es de la misma escuela que mi padre – dijo enderezándose un poco más de rostro a la tormenta – nadie nunca, se había tomado la molestia de buscarme algo si no había algo de por medio, cualquier cosa… interés, soborno, un empuje, una súplica… pero, no a sabiendas de que no se recibiría nada.

Inspiró hondo antes de ver los paquetes en sus aletas

– No sé a qué está jugando – masculló de mala gana pero el de ojos grises percibió que estaba más furioso consigo mismo que con alguien más – porque yo no sé las reglas de eso… que se supone que haga Cuarto, convertirme en un tapete, en una cosa adorable y manejable?? O simplemente debería golpearle por humillar mi orgullo aunque eso se lleve cualquier rastro de que si acaso, existiese un solo átomo que me haga un pingüino como tú?

El más anciano tembló como si aquello le produjera nauseas… pero el más joven le colocó una aleta en el hombro.

– Solo tienes que ser Akiak – sonrió el de plumas negras con un tono suave – no creo que te exija ninguna otra cosa. Porque no te ha pedido nada mas aunque le hayas arrebatado a él y a tantos a tu alrededor… es hora de que entiendas que cuando… quieres algo no es necesario tomarlo por la fuerza como si tu vida entera fuese la guerra a vencer sino que la guerra sea, porque estás luchando por merecer reconocerte a ti mismo para alguien más – susurró.

Ambos permanecieron en silencio en medio de la nada antes de que el anciano volviese a hablar

– Un chocolate estilo cadáver relleno de una mermelada o algo que parecía sangre.

– Perdón?

– Eso era lo que me regalo mi esposa, cerebro de plumas – respondió Akiak viendo de reojo al de ojos grises que los abrió un poco más – me regalo uno de esos dulces pegajosos con apariencia de una de mis victimas recién asesinada – sonrió como un acto reflejo de un segundo – puedes creerlo?... busco una de las cosas que más me agradan en este universo! – comenzó a reír fríamente y con crueldad, sin embargo su compañero parecía más animado al ver aquello a sabiendas de que para variar… reía con sinceridad

Y vaya que eso era como para asustar a cualquiera!!

– Entonces… – Atka carraspeó suavemente cubriéndose el pico con una aleta – supongo que le darás algo a cambio, cierto? – dijo antes de abrir los ojos y cubrirse más el pico ante el horrendo hedor de algo metálico.

Muy ligeramente tembló antes de ver aquella cosa en los brazos del otro

– Kia?

– El niño debe de aprender a alimentarse como pingüino – dijo el anciano con solemnidad antes de abrir la caja y sacar de esta lo que parecía un fruto alargado y totalmente duro, en tonos marrones y amarillos – él me regalo un chocolate… yo le daré algo similar!!

– Un fruto de cacao al crudo – musitó el de plumas negras con los ojos cerrados y una enorme gota de sudor en la nuca.

– Es chocolate no es así?... tal como la diosa nos regala las cosas!!! – dijo el pingüino antes de mostrarle la segunda cosa – ten cuidado con esta!! Que me está costando mantenerla fresca!!

Atka apenas y se había asomado antes de alejar la cabeza.

Era un solado. Era frio en ciertas cosas. Pero aquello…

– Por los dioses Segundo… es en serio??

– Obviamente – dijo sonriendo el más anciano – un corazón de delfín, fresco y aun latiendo!! – exclamó con auténtico placer mientras el otro se frotaba la frente – odia al delfín idiota no es así? Seguramente le encantará detener este pedazo de carne en su honor!! O meterlo en un frasco como amenaza para su enemigo – añadió orgullosamente antes de retirarse con su carga, silbando

Atka se quedó congelado en su sitio durante un par de minutos sin atreverse a caminar… antes de levantar la vista y sonreír entre exasperado y divertido por lo que el pobre general Tux iba a recibir en respuesta a su pequeño presente.

– Espero que tenga sentido del humor general… va a necesitarlo – dijo en silencio antes de seguir el camino del otro, recordándose que tendría que ahora, iniciar unas cuantas lecciones de sensibilidad a su mas que perdido compañero.

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No recordaba cómo es que había llegado a su dimensión… simplemente había corrido como alma que llevaba el diablo, traspasando el portal, para luego continuar con su carrera hasta llegar a su base, dirigiéndose a su oficina y gritando para activar el protocolo de seguridad, para finalmente arrempujarse en el rincón más pequeño en el que pudo caber, asegurando que sus horas de vida se acercaban a su fin.

Los chicos no habían dudado en correr en dirección de su padre, olvidándose momentáneamente del regalo a sus novias, observando la puerta completamente sellada, de la que apenas y salía un sonido a modo de murmullos.

Luego de mucha insistencia de parte de Skipper hacía Tux, y gracias a la ayuda del rayo tipo sierra eléctrica de K… lograron sacar al general del parche de su oficina, misma que estaba en completa oscuridad, dejando sólo ver el ojo brilloso de Tux que estaba hecho una bola de plumas debajo de su escritorio, vigilando la entrada, como si estuviera esperando a un enemigo.

– Vamos, Tux – animó Skipper, agachándose para ver a su esposo, quien le graznó – ¿qué sucede contigo soldado?!! Gritando y escondiéndote de ese modo!!! Acaso declaraste otra guerra o te cayeron en tus andanzas ¬¬

Skipper se cruzó de aletas, observando fijamente a su pareja que movía negativamente la cabeza, encogiéndose en su lugar y dejando perdida su mirada en algún punto de la habitación, antes de abrir temblorosamente su pico.

– Le… regale a Akiak… un…

– ¿Un?

– un… y vendrá a matarme y se comerá mi corazón – dijo apenas en una voz, antes de encogerse sobre sí mismo (más de lo que ya estaba), dejando escurrir sendas lagrimas por sus mejillas.

– ¿Qué le regalaste qué cosa al General?!!!! – exclamó Skipper, agitando sus aletas ya molesto por la actitud de su pareja, quien parecía querer rodar en el suelo de pura desesperación.

Minutos más tarde, Skipper sacaba una pieza de chocolate de tamaño regular y rellena de crema batida, con forma de corazón que le había regalado Tux en cuanto se tranquilizó de su ataque de nervios y miedo, observándole con atención, mientras le veía servirse algo de café en su taza favorita, murmurando que pasaría sus últimas horas bebiendo café en esta.

– ¿Y bien? – Preguntó el más bajito, dándole una mordida al chocolate y observando inquisitivamente al más alto, quien evidenciaba su nerviosismo ante la charla que deseaba iniciar – ¿qué sucedió, Tux? ¿Era necesario todo ese escándalo?

El General del parche suspiró profundamente, dejándose aplastar contra su sillón, antes de levantar su mirada y clavarla en su pareja.

– Tuve un gran… atrevimiento con… Akiak – dijo en voz baja, pero firme – le regale un… choco… late – desvió el rostro, mientras un fuerte sonrojo aparecía sobre su pico, mostrándose avergonzado por la acción.

– Y… eso es… ¿malo? – preguntó Skipper cogiendo la taza de café ofrecida por el General y dándole un sorbo – no veo dónde se encuentra el atrevimiento.

– Eso lo dices, porque no te va a matar a ti!!!! No sé qué estaba pensando cuando hice el chocolate!!! Pero… no podía dejarlo fuera nada más por que sí!!! – Se quejó levantándose de su asiento de golpe – no importa lo que sea, ni como sea conmigo… después de todo, es mi esposo ¿no es así? – Preguntó viéndole fijamente, a lo que Skipper se removió con incomodidad en su asiento – y yo, como su esposa, es mi deber… de tenerlo contento… supongo…

Se esponjó levemente, negando un par de veces con la cabeza.

– Además… LO HICE A SU GUSTO!!! NO PUEDE CULPARME DE NADA!!! – Gritó, haciendo saltar a Skipper regando parte de su café – NO LE ENTREGUE UN CORAZONCITO CURSI LLENO DE CHISPITAS DE COLORES Y FLORES!!!! ASÍ QUE NO ME PUEDE CULPAR!!! NO PUEDE!!!!

– TUX!!! TRANQUILÍZATE!!! No es para tanto!!! Sólo es un chocolate… aunque… por un chocolate, Manfredi y Johnson terminaron en la corte marcial, sentenciados a recoger pepinos de mar durante un año entero sin descanso, cuando concluyó su sentencia, no hablaban de otra cosa que no fueran esas cosas – se quejó el otro, antes la mirada escéptica del general.

– Entonces hazte a la idea que puede que termine recogiendo cada una de mis plumas con mi pico, luego que él me arranque las aletas y me desplume por ofenderle de esa forma – dijo con tres rayitas en su frente y riendo tristemente, mientras el más bajito negaba con la cabeza – se lo di delante de sus dos compañeros, dirá que lo puse en ridículo!! PERO SI NO SE LA PASARA TRABAJANDO, SE LO HUBIERA DADO EN PRIVADO!!!

Aleteó fuertemente, dando un salto a su sillón y ocultándose detrás de este, dejando a la vista el respaldo y sólo sus ojos por encima.

– Le hice un chocolate en forma de cadáver… ya ves cómo le gusta destripar… – dijo, mientras una gota de sudor aparecía en la frente del pingüino más bajito – y lo rellene con mermelada de fresa… que espero que le guste, no tuve tiempo de preguntar si le gustaba algún tipo de relleno de color rojo – cierta emoción se vio en el ojo de Tux al describir el regalo que le había dado a su esposo, ante la mirada curiosa y confundida de Skipper.

– ¿Y por eso llegaste corriendo?

– No quería saber cuál era su reacción, por mi regalo… decidí dar una retirada estratégica – respondió levantando sus aletas al cielo, antes de encogerse por escuchar pasos en el pasillo y quedarse quietecito en su lugar.

En cuanto el silencio regreso fuera de su oficina continuó.

– Me darías la razón, si hubieras visto la cantidad de soldados que se movilizaron durante mi salida… parecía que acababa de llegar el FIN DEL MUNDO!!! EL APOCALIPSIS!!! EL ARMAGEDÓN!!!! Así que hice bien al correr, para cuando decida alcanzarme, ya te habría dicho las razones de mi muerte y habría firmado mis testamentos.

Asintió un par de veces con emoción, antes de ponerse morado y encogerse nuevamente detrás del respaldo de su silla.

– No es para tanto… mejor le hubieras preguntado si festejaba ese tipo de cosas, te hubieras ahorrado todo esto – aseguró Skipper, antes de girarse a la entrada al escuchar que alguien llegaba y abrirse la puerta, quedándose todo en absoluto silencio ante la figura del pingüino que se había presente.

– General Akiak – saludó Skipper, levantándose de su silla y saludándole militarmente, antes de que Tux se erizara detrás de su silla y diera un salto, lejos de ella, realizándole una señal al más bajito para que se retirara de inmediato – con permiso.

Skipper salió cerrando la puerta detrás de él, no sin antes ver curioso las dos cajas que llevaba consigo el mayor de los tres, que parecía sostener con cierto orgullo y honor.

Tux observó a Skipper salir por la puerta, dejando clavada su vista en la misma.

– No tenías que decirle que se retirara – dijo Akiak, a lo que Tux se tensó levemente, antes de desviar el rostro indignado.

– Sabes que me gusta tratar lo nuestro, en privado y lejos de Skipper – regañó, dirigiendo su ojo en los ojos verdes de su obligado esposo – y ¿qué traes en esas cajas? Los instrumentos de tortura a los que me someterás por mi indebida visita – preguntó levantando una ceja, antes de retroceder un paso al ser colocadas las cajas sobre su escritorio y un extraño aroma inundara sus fosas nasales, aguantando los deseos de taparse el pico.

Se quejó viendo las cajas, durante un buen rato, antes de murmurar.

– y eso es…

– No piensas abrirlas?!! NO TENGO TODO TIEMPO NIÑO!!! – regañó Akiak, a lo que Tux se sobresaltó emitiendo un gruñido, jalando la primera caja. Para esos momentos, ya se había acostumbrado a los altibajos de su pareja, sabiendo que no siempre que gritaba significaba que estaba a punto de matarle.

Sin embargo, a sus ojos e instintos, bien podía decir que le veía algo ansioso, como si lo que estuviese adentro fuera algo digno de verse. Haciéndole suponer que no estaba enfadado por el regalo de San Valentín.

– ¿Es una clase de explosivo o arma que se arrojara a mi rostro, despedazándome hasta no dejar más que trocitos de mí? – preguntó, ante la ansiedad de su esposo y abriendo la primera caja, mientras una gota enorme de sudor bajaba por su nuca al ver el fruto de cacao al fondo de esta.

Metió su aleta, tomándolo y sacándolo para verle fijamente.

– Ca… cacao – murmuró, inspeccionándolo… antes de emitir un – oh! – al entender que Akiak le estaba devolviéndole el gesto del regalo… extrañamente… con otro regalo, tal y como se acostumbraba.

Parpadeó un par de veces, observando el regalo, sin creer que el gesto había sido devuelto, cuando lo menos que esperaba era un par de bofetones para arrancarle esas niñerías femeninas… aunque no siempre se quejara de esos aspectos femeninos que solía mostrarle.

– Gracias – murmuró, metiéndolo nuevamente dentro de la caja – supongo que preparare algo de chocolate, en cuanto seque los granos – rio un poco, muy suavemente para no alterar al otro, antes de ver la segunda caja.

– Ábrela…

– También es para mí? – preguntó observando la respuesta afirmativa de Akiak, sonrojándose visiblemente, sin creer que el viejo General tenía aquel gesto, preguntándose qué clase de trampa mortal le estaba tendiendo y cuánto le costaría esos favores que le estaba haciendo, sin que su pobre mente lograra alcanzar los límites que solía traspasar su esposo en sus planes.

Destapó la segunda caja, frunciendo el pico ante el horrible hedor que emanaba el objeto dentro, abriendo su ojo grandemente, al grado que parecería que se iba a salir de la orbe.

– La… late… – murmuró ante el órgano fresco que se guardaba.

– Me costó trabajo mantenerlo fresco – Akiak se cruzó de aletas y esponjando el pecho con orgullo, ante su gran proeza.

– Un… corazón – el murmuró de Tux se hacía más apagado y más chillón, viendo el “pom-pom” lento del órgano que parecía recién arrancado.

Ok… aquello se volaba todas las bardas habidas y por haber… Akiak había exagerado y mucho con eso de “te regalo mi corazón por amor”, sobre todo, cuando había dudado de que el viejo tuviese uno dentro de ese pecho. Negó un par de veces, bastante confundido, sin saber que hacer o que decir, aunque su mente le gritaba a todo lo que daba que corriera y se alejara del demente que tenía enfrente, además de que su estómago tenía deseos de regresarle al universo las comidas de la última semana.

– No cualquier corazón niño – dijo con el mayor de los orgullos y placeres, sacando su daga de entre las plumas y colocándola sobre el escritorio, frente a Tux.

– Akiak…

– Ya que odias al delfín demente ese, te he traído el corazón…

Ni tiempo tuvo de terminar la frase, apenas había hecho mención del delfín, Tux emitió un grito muy “varonil”, tomando la caja, saltando por encima del escritorio y saliendo a toda velocidad de su oficina, ignorando la presencia del General Atka que se encontraba recargado cerca de la puerta, con el rostro desencajado al imaginar que Akiak había ido en búsqueda de Espiráculo, atrapándole y acabando su vida, para entregarle como ofrenda y muestra de “amor” el corazón del delfín.

– SIGUE LATIENDO!!! AUN PUEDO SALVARLE!!!! – gritó, provocando que el resto de pingüinos se asomaran, sobre todo cierto científico que le vio con interés al verlo pasar.

:::::::::::::::::::::::::::::: CONTINUARA ::::::::::::::::::::::::::::::
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SAN VALENTÍN
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Capítulo 3

– Mantén tu alma calma y la concentración abierta a aquello que se sostiene por el propio espíritu de la vida que te rodea… – la voz de la gran sacerdotisa Atila, flotaba como un suave canto en aquella habitación del templo, donde tanto esta como un anciano general con trompetilla observaban a una joven pingüino que flotaba sentada plácidamente en el aire, así como varias esferas de cristal a su alrededor que reflejaban una ligera aura azul rodeándolas – el mismo universo flota en una nada que lo es todo al mismo tiempo y permite que sus energías fluyan sosteniendo el cosmos en cuerpo y respiración…
Unos pasos veloces se dejaron percibir antes de que la puerta de aquel recinto se abriese de golpe
– Sacerdotisa Atila!! – otra sacerd
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SAN VALENTÍN
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Capítulo 5

Atka había abierto grandemente los ojos al ver correr al otro pingüino con aquel sanguinolento obsequio entre las aletas, suspirando resignado al haberse imaginado correctamente que esa sería su reacción
No que como generales no estuvieran acostumbrados a las tripas y a la sangre… pero a menos que fuera una guerra o una situación de alianza donde tuvieran que destruir al enemigo no acostumbraban a entregar piezas de cadáveres… y mucho menos con algo de vida aún en estos; por supuesto los pingüinos orientales cocinaban los peces para comérselos aún mientras respiraban pero eran más asuntos raros de cultura.
Sin embargo…
Hizo una mueca frotándose la frente y negando un par de veces con la cabeza. Su querido amigo necesitaba tanta ayuda en esos tem

Bueno, llegamos al cuarto capítulo de este especial, que estoy segura que pudo haber quedado de solo tres capítulos, pero no pude organizar bien los apartados =w=.

Ahora, ya saben de dónde salió la idea de este dibujo: Tu corazon conmigo by leyva1130.

Historia © :iconleyva1130::iconmissjackpumpkin:
Tux © leyva1130pretor30
Akiak Neruppok y Atka© missjackpumpkin
Skipper © Nickelodeon

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Comments14
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fabianx100's avatar
cuanto romance XD